Ya bien avanzado el libro, reescritura de una tesis de más de 300 páginas, a Hochman se le ocurre rastrear la tan citada frase de Ricardo Piglia sobre Witold Gombrowicz como “mejor escritor argentino del siglo XX”. No la encuentra en sus textos. Deduce que tal vez la haya dicho lo suficiente ante testigos como para lograr que se repitiera como parte de sus aforismos de impacto.
El escritor polaco, a base de talento puro y duro, movilidad física y conceptual, genialidad argumentativa y sentido del humor con el tiempo superó por entero los límites de su patria natal, y es una pieza clave de nuestra cultura y la del mundo. El libro de Hojman demuestra, además, que se puede volver a él (o hacerlo volver) una y otra vez, para descubrir en cada nuevo encuentro nuevas capas de sentido.
Entre las decisiones acertadas del volumen está la eliminación total de las precisiones sobre la masa de bibliografía citada (lo mismo hizo otro francotirador, Ezequiel Martínez Estrada, en su “Radiografía de la Pampa”), ofreciendo un mail para contactarlo y entregarla a pedido. De esa manera la acumulación de deducciones, teorías y planteos se lee con gran fluidez y reactiva en el lector, aunque sea un semiexperto en el gran polaco, preguntas nuevas, asombros, incluso sonrisas. O fastidios muy transitorios. Como el que provoca una manía de las tesis sobre escritores: según la mayoría, estos trabajadores de un oficio difícil y mal pago, se dedican más a fabricar “su imagen de escritor” que a vivir. Tesis que en muchos casos se puede invertir con buen provecho.
A partir de 2013, Hojman presidió un grupo creciente bautizado Congreso Gombrowicz, que produjo una cantidad enorme de textos, reuniones y hasta “lecturas de Gombrowicz en un minuto” (en su primer Congreso Internacional). Además se rastrean las principales “mentiras” de Gombrowicz, comenzando por la Segunda Guerra Mundial como causa inicial de su estadía de casi 25 años en Argentina. En realidad habría bajado corriendo con sus valijas del barco de regreso, antes de saber que la guerra había estallado.
Desde entonces supo que había otro país aparte de Polonia que le sacaba canas verdes pero también juventud, inmadurez, climas cambiantes, decisión de incomodar. Dice Hochman: “Hay pocas cosas más movilizantes que la incomodidad”.
Gombrowicz vuelve
Nota para Revista Noticias por Elvio Gandolfo.
Ya bien avanzado el libro, reescritura de una tesis de más de 300 páginas, a Hochman se le ocurre rastrear la tan citada frase de Ricardo Piglia sobre Witold Gombrowicz como “mejor escritor argentino del siglo XX”. No la encuentra en sus textos. Deduce que tal vez la haya dicho lo suficiente ante testigos como para lograr que se repitiera como parte de sus aforismos de impacto.
El escritor polaco, a base de talento puro y duro, movilidad física y conceptual, genialidad argumentativa y sentido del humor con el tiempo superó por entero los límites de su patria natal, y es una pieza clave de nuestra cultura y la del mundo. El libro de Hojman demuestra, además, que se puede volver a él (o hacerlo volver) una y otra vez, para descubrir en cada nuevo encuentro nuevas capas de sentido.
Entre las decisiones acertadas del volumen está la eliminación total de las precisiones sobre la masa de bibliografía citada (lo mismo hizo otro francotirador, Ezequiel Martínez Estrada, en su “Radiografía de la Pampa”), ofreciendo un mail para contactarlo y entregarla a pedido. De esa manera la acumulación de deducciones, teorías y planteos se lee con gran fluidez y reactiva en el lector, aunque sea un semiexperto en el gran polaco, preguntas nuevas, asombros, incluso sonrisas. O fastidios muy transitorios. Como el que provoca una manía de las tesis sobre escritores: según la mayoría, estos trabajadores de un oficio difícil y mal pago, se dedican más a fabricar “su imagen de escritor” que a vivir. Tesis que en muchos casos se puede invertir con buen provecho.
A partir de 2013, Hojman presidió un grupo creciente bautizado Congreso Gombrowicz, que produjo una cantidad enorme de textos, reuniones y hasta “lecturas de Gombrowicz en un minuto” (en su primer Congreso Internacional). Además se rastrean las principales “mentiras” de Gombrowicz, comenzando por la Segunda Guerra Mundial como causa inicial de su estadía de casi 25 años en Argentina. En realidad habría bajado corriendo con sus valijas del barco de regreso, antes de saber que la guerra había estallado.
Desde entonces supo que había otro país aparte de Polonia que le sacaba canas verdes pero también juventud, inmadurez, climas cambiantes, decisión de incomodar. Dice Hochman: “Hay pocas cosas más movilizantes que la incomodidad”.
Fuente: Revista Noticias